Mi bebé nació hace apenas unas horas y yo estoy vuelta loca con tantas recomendaciones que, sobre la lactancia, he recibido de quienes me rodean:

“¿Vas a darle tú de comer? … pregunta tu prima. ¡Uff! …ojalá puedas, porque a mí me fue pésimo; sólo pude 4 días.

“Ay, ni te preocupes: Verás que amamantar es increíble… te dice tu amiga Mariana”

“¿Ya se te pegó? … pregunta al llegar la tía Remedios. Si no puedes me dices y te lo acomodo, ¿eh?”

¡Si no tienes suficiente leche tendrás que completarle con fórmula! …. pronostica tu mamá, al recordar que a ella así le sucedió cuando tú naciste.

¿Todavía no come mi sobrinito precioso? ¡Dale bien, eh! …no vayas a dejar con hambre a mi angelito._”

“Tú escuchas sin prestarles mucha atención porque ya tienes tus propias angustias y miedos acerca de la lactancia: ¿Voy a producir la leche necesaria para que mi bebé crezca sano?, ¿me va a doler?, ¿cuánto tiempo lo voy a amamantar?, ¿cómo sabré si comió suficiente?, ¿será buena mi leche? ¿Es lo mejor para él o para mí?

¡Auxilio! …acabo de dar a luz y ya estoy confundida”

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